El caballo Appaloosa es un caballo único, como único es su pelaje en cada individuo.

 

Son caballos livianos, resistentes, de tamaño mediano y de buen temperamento.

 

Sus cualidades fueron muy valoradas por los indios Nez Percé y por los primeros colonos de la frontera en norteamérica.

 

Fáciles de identificar pues no hay dos ejemplares iguales: piel despigmentada en el contorno del ojo, hocico y genitales, los vasos con rayas verticales claras y oscuras que los hacen excepcionalmente resistentes y la esclerótica blanca de los ojos que rodea la cornea y los asemeja al ojo humano.
Es un caballo pleno de color que responde a cualquier interés ecuestre.

Si hacemos un poco de historia, los encontramos en la prehistoria cuando el hombre primitivo ya los dibujaba de piel moteada en las paredes de las cuevas, también se los ve en el arte chino y persa. Una teoría sobre su origen sostiene que fueron importados del Cercano Oriente a España y luego desde allí al norte del continente americano.
Cerca de 1730 aparecieron en el territorio de los indios Nez Percé.
Los jefes de la tribu montaban esta raza como un signo de jerarquía, ellos comenzaron con la selección genética pues sólo reproducían los mejores pintados.
Sus caballos tenían que soportar los rigores de los viajes, el clima, la caza en las montañas y además ser dóciles para la vida doméstica en el campamento.

 

Reciben su nombre del río Palouse en el NE de EE:UU, que fuera territorio de los indios Nez Percé.